Como de costumbre, este año empezamos el Camino desde al punto donde terminamos el año pasado, y para llegar allí cojimos un autobús muy temprano hacia Santander y después otro hasta Torrelavega donde abordamos un tren que nos llevo a Sahagun vía Palencia. La mitad de nuestro grupo quería usar un ‘mochila taxi’ para no cargar con ella, y tuvimos la suerte que en el momento que salimos de la estación, había un taxista muy amable que estaba dispuesto a llevar nuestras mochilas por poco dinero. Después de comer algo, andamos los diez kilómetros que faltaban para llegar a nuestro primer destino, el albergue Santa Clara en Barcianos de Real Camino.
Rosa, la dueña del albergue, había hecho once caminos y sabia mucho del tema. En su opinión la única manera de disfrutar las experiencias espirituales del camino era haciendo el camino entero en 30 días. Mientras ella hacia el papeleo, hablamos de mi experiencias en el camino, y ella me sonrío y dijo que iba en la dirección correcta. Una vez establecidos nos fuimos a dar un paseo por el pueblo, cenar algo y después tomar unas copas. Cuando regresamos, nos dimos cuenta de que habíamos entendido mal (muy mal) la hora cuando Rosa y sus compañeros nos esperaban para dormir y terminar de trabajar.
Al día siguiente nos dirigimos al pueblo de Mancilla de las Mulas que quedaba a unos 25 kms. Era un día precioso y empezamos bien pero todavía no nos habíamos acostumbrado a la caminata diaria y a los 20 kms paramos, (yo ya empezaba a encontrarme débil) para reponer nuestras fuerzas con algo de comer. Cuando empezamos a caminar de nuevo nos encontramos un panorama de miedo con nubes negras de tormenta justo en nuestra dirección. Cometimos el error de seguir caminando pensando que llegábamos antes de la tormenta. No tuvimos suerte y pronto un diluvio impensable nos cayo encima con viento y toda la fuerza de un huracán y siguió durante todo el camino hasta el albergue. Nos pusimos las capas pero no fueron muy útiles, nos calamos desde la cintura para abajo y las botas eran como depósitos de agua. Cuando llegamos al final después de una hora, nos tuvieron que ayudar a sacar toda la ropa mojada y las capas, las botas y demás cachivaches. No cabe duda que pasamos una tarde muy agitada trabajando para intentar secar todo para poder seguir al día siguiente. El método de meter periódicos dentro de las botas varias veces, y secar las capas con papel funcionó, así que como un milagro todo estaba seco para el día siguiente.
Por suerte los tres días siguientes fueron soleados, hasta demasiado para los caminantes del Camino. Use un paraguas todos los días desde las 10 de la mañana en un paisaje muy llano y que carecía de sombras. Después de andar casi 30 kms de camino muy aburrido, llegamos a Virgen del Camino donde un lujoso hostal El Central nos esperaba. Yo disponía de una habitación con baño, todo un lujo entre todos los albergues con literas y servicios compartidos. El día siguiente andamos otros 29 kms hasta Hospital de Órbigo, donde el albergue Verde que parecía una comuna de estilo hippie donde casi todos los ocupantes eran extranjeros. Había voluntarios que hacían tareas como mantenimiento, reformas, yoga y hasta cocinar a cambio de alojamiento y comida. La cocinera era una Israelita, que nos hizo un curry vegetariano indio que no me parecía muy autentico. El precio de la cena era ‘la voluntad’ y había música y un discurso en Ingles (con algo de traducción en Castellano) sobre el Camino, su historia y porque se dirigía hasta el fin de la tierra en aquello tiempos. También hicieron un comentario sobre como esto de andar hacia el Oeste estaba en nuestro ADN, algo que no quise discutir pensando que nuestros antepasados fueron al Este y Oeste cuando emergieron de Africa. Participamos en la clase de Yoga, disfrutamos de la puesta de Sol y yo compartí la cena con una joven de Nueva York, que acababa de terminar su carrera de Psicología en la universidad de Duke, pensando cuanto me habría gustado tener cuarenta años menos por varias razones.
Entre el camino y los albergues era posible encontrar una multitud de gente y tener conversaciones muy interesantes. Por ejemplo la instructora de yoga que había vivido casi toda su vida en California aunque era española, el fotógrafo Mel de origen Ingles que ahora vivía cerca de Almería, el gigantesco Nuevo Zealandes que me contó la historia de un amigo que se rompió la rodilla poco días de empezar el camino y tuvo que volver a casa, y la mujer americana que tenia dos cintas debajo de sus rodillas que mis compañeros querían saber para que sirvian (soporte para la rodilla) y en conversación dijo que era de Charlotte en Carolina del Norte donde yo había estado hace poco porque nuestro hijo Manjeet vivía allí. En otra oportunidad alguien nos vio a todos juntos y pregunto cual era nuestra religión, porque pensaban que yo era como el guru del grupo!
El siguiente pueblo, si podemos llamarlo así, era Ganso, otros 29 kms de camino. En una de nuestras paradas para comer y beber algo, había un equipo de televisión y una presentadora guapísima conversando con los peregrinos sobre sus experiencias del camino. Cuando me vieron, se dirigieron a mi para una sesión sobre mi origen, el camino y mis compañeros. Nuestro albergue aquella noche era El Gabino, donde teníamos 8 literas en un dormitorio de 11 camas. Había en el mismo dormitorio una cama reservada para un señor mayor, y este señor fue responsable para el momento de mayor emoción de toda la semana. Dos de nuestro grupo (Alfonso y yo) nos apuntamos para una cena que empezaba a las 7:30, muy temprano para la mayoría de los españoles. Había solo cinco personas para cenar y con las mesas de cuatro Alfonso y yo estuvimos en una mesa con dos mujeres alemanas. El quinto era el señor mencionado arriba y estaba solo en una mesa. Conversamos mucho con las mujeres de Hanover y Hamburg en ingles con traducción por mi parte para Alfonso. Después de la cena empezamos a conversar también con el señor de la mesa de al lado, y nos contó que el había hecho el Camino seis veces, se llamaba Braulio y que todos en el Camino le conocían.
Después nos dijo que este año era diferente para el. Cuando preguntamos por que, el se emociono y se le caían las lagrimas. Después de una pequeña pausa nos enseño su mano donde tenia dos anillos y dijo ‘el año pasado mi esposa estaba viva, pero este año ella no esta’. Para simpatizar con el le dije que yo también había perdido alguien este año (mi padre) y me emocione y llore. A mi lado Alfonso también estaba llorando por alguna perdida personal suya. Así que las dos mujeres alemanas veían tres hombres con lagrimas y no intendian lo que sucedía. Después de traducir la conversación se aclaro el tema.
Después de un rato las mujeres y el señor se retiraron, y mientras Alfonso y yo terminamos nuestros vinos, un hombre paso por nuestra mesa y me saludo en mi idioma (sat sri akal). Así empiezo otra conversación sobre el vinculo de este hombre con la cultura India, a través del Kundalini yoga y sus numerosas visitas a los centros de yoga y los ashrams de los famosos gurus indios. El también estaba interesado en niveles de percepción con la ayuda de hierbas halucigenicas como ayahuasca, y tuvimos una conversación interesante sobre las enseñanzas de Don Juan (el famoso libro de Carlos Castaneda) y el uso del peyote y otras maravillas. A mi lado a Alfonso se le ponían los pelos de punta cuando le pregunte al hombre si tenia algún mensaje espiritual para mi!
Mas tarde nos reunimos con nuestros compañeros para tomar algo en un bar dedicado al Oeste Americano (El Cowboy Bar) donde se podía tomar bebidas a precios muy económicos, y donde también se podían ver las películas del Wild West en una televisión montada por este fin.
Si Ganso era pequeño y con muy poco para entretener a un peregrino, nuestro próximo destino era mucho menos. Caminando hacia Riego Ambrose, un total de 29 kms el camino se fue elevando a 1500 metros durante toda la mañana y después por la tarde bajando en una superficie rocosa con piedras sueltas que resulto muy difícil. Yo llegue con mis pies un poco molestos y a Alfonso se le rompieron las botas. Era Jueves 15 de Junio, y España jugaba un partido de futbol en el Mundial en Russia contra Portugal. Sucede que en Riego Ambrosa no había ningún bar o local donde alguien podía ver el partido! Algunos del grupo (incluyéndome) llamamos a un taxi para ir al próximo pueblo donde había un poco mas de vida y bares donde podíamos ver el partido. Resulto un partido emocionante con los dos equipos ganando en diferentes etapas del partido, y finalmente culminando en un empate, mientras nosotros discutíamos las habilidades (o falta de) de Ronaldo y De Gea. Resulto que De Gea comitio dos errores que resultaron en dos de los goles que marco Ronaldo.
El día siguiente era el ultimo día de nuestra caminata, y el camino hacia abajo por las rocas continuo en la misma manera que el día anterior pero con vistas preciosas. No había ningún posibilidad de empezar con un desayuno, pero después de salir del pueblo llegamos a un puesto donde alguien había dejado frutas, galletas y mas cosas para los peregrinos, y una pequeña caja donde los peregrinos podían dejar ‘la voluntad’. Esta caja estaba llena y consta la honestidad de la mayoría de los peregrinos. Después de una hora de bajada llegamos al pueblo de la partida de la noche anterior y desayunamos de verdad. Unas horas mas tarde llegamos a Ponferrada y a nuestro albergue para esta noche. Necesitábamos descansar y tomar un vermut en una terraza sentados en el sol.
Después de la una nosotros disponíamos de nuestras habitaciones y nos podíamos cambiar de ropa y descansar. Pronto nos reunimos con amigos y familiares que habían llegado desde Laredo, para almorzar y celebrar el final de nuestro proyecto para este año.
Ahora nos queda solo Ponferrada hasta Sarria para completar el Camino entero.
Posiblemente el año que viene.
Buen Camino.